Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de 2019-2020, el ecosistema emprendedor español estaría en el top 10 de entre los 50 países analizados. Es un país con tradición y talento suficiente para ello, aunque todavía había (hace dos años cuando se realizó el estudio) algunos aspectos en los que se debería mejorar, como la baja percepción de oportunidades, el elevado miedo al fracaso o la falta de una verdadera cultura emprendedora.
Ahora, después de la pandemia mundial y con ella la crisis de la que solo estamos empezando a ver los primeros indicios, el tejido emprendedor y empresarial son más importantes que nunca. De hecho, el 42% de los integrantes del ecosistema emprendedor global ha puesto en marcha un negocio o startup para ganarse la vida por dificultades para encontrar trabajo (a un 60% le motivaría el hecho de ganar dinero y un 49% por razones sociales o solidarias, para ‘marcar una diferencia en el mundo’).
¿Cómo saber si llevamos dentro un emprendedor?
En España contamos con grandes ‘estrellas’ del emprendimiento como Pau García-Milà (quien con solo 17 años montó su primera empresa y desde entonces no ha dejado de promover la tecnología y la disrupción como empresario y como conferenciante) o Gala Gil Amat (que desde su videoblog saltó a trabajar en una empresa de marketing de Canadá y, tras formarse, a Silicon Valley fundando una empresa de sensores IoT para edificios y luego al mundo fintech en Londres). De ellos, y de muchos como ellos, podemos aprender algunas claves del éxito:
- Estudiar, ¡siempre!: Es importante estar especializado en una materia concreta, y la gran mayoría de los emprendedores cuenta con un título universitario, pero que eso no te limite. Sigue estudiando siempre, para ahondar en tu formación o para complementarla, o incluso para cambiar radicalmente de sector. Todo el conocimiento suma.
- Idiomas: Aunque tu idea sea local, no dejes de mirar hacia afuera. En un mundo globalizado como este, nunca sabrás dónde puedes encontrar un cliente, un aliado…, ¡o un inversor!
- Encuentra un nicho de mercado por explotar: No se trata solo de hacerlo el primero (de hecho, muchas veces los más visionarios se quedan por el camino porque la sociedad no está preparada para lo que ofrecen), sino de hacerlo mejor. Pero...
- ...que sea tu pasión: Tu empresa será tu vida (al menos durante los primeros años en los que tendrás que poner todo tu tiempo y tus sentidos en ella), así que debe ser algo que te guste y de lo que no vayas a cansarte, da igual si son las pelotas de tenis, los cohetes o los videojuegos.
- Busca apoyos: Contar con uno o varios socios que se apoyen y complementen enriquece cualquier proyecto. Y más adelante, no dudes en presentar el proyecto a aceleradoras o business angels para hacerlo crecer.
- No olvides la promoción: Las redes sociales son hoy día el canal que mejor nos permite llegar a nuestro público objetivo, tal vez no tanto a un público masivo pero sí al que nos importa. Ser activos e interactuar con potenciales clientes o con inversores puede marcar la diferencia.
- No temas al cambio: Más de la mitad de las empresas fracasa en su primer año, pero el porcentaje se reduce entre quienes cuentan con cuatro o más empresas a sus espaldas según el Mapa del Emprendimiento. Seguir intentándolo, en el mismo segmento o en otro totalmente distinto, es la única garantía de éxito.
Si encuentras en ti todas o buena parte de estas aptitudes, lo más probable es que debas plantearte abandonar tu área de confort y “tirarte a la piscina” del emprendimiento. Si tu negocio triunfa, nunca te arrepentirás de haber comenzado tu propio negocio. Y si no logras montar un un negocio de éxito, ten en cuenta que el fracaso es una de las lecciones más importantes de la vida.