El currículum es nuestra mejor carta de presentación. Cuando vamos a optar a un puesto de trabajo, hay muchos aspectos que pueden jugar tanto a favor como en contra nuestra: la presencia o la experiencia, por nombrar algunos. Sin embargo, el currículum vitae es fundamental, pero también lo es saber cuál debemos presentar. En este artículo mostramos los dos tipos principales y explicamos el más adecuado para cada ocasión.
También denominado currículum temático, expone nuestro recorrido académico y profesional. Es decir, se centra más en lo que hemos conseguido, obviando las fechas. Cuenta con una estructura propia que, generalmente, suele parecerse a la siguiente:
A la hora de distribuir la información, seguiremos un orden de prioridad específico. Por ejemplo, dedicaremos más espacio a la sección que exponga nuestro recorrido académico. Los apartados dedicados a las habilidades o idiomas, entre otros, tendrán un menor peso.
En función de las necesidades, es posible añadir otros apartados. Por ejemplo, si hemos publicado artículos o libros, podemos dedicar una sección a tal efecto. También es común utilizar un espacio para destacar logros adicionales, ya sean deportivos, musicales o artísticos en general (siempre y cuando tenga que ver con el empleo al que se desea optar).
El currículum funcional es una opción ideal para recién titulados, ya que necesitan resaltar más aspectos que su experiencia laboral. Además, con toda probabilidad, tendrán más de un logro: competencias personales y profesionales que los convertirán en idóneos para cualquier puesto que se propongan conseguir.
A diferencia del anterior, este tipo de currículum vitae otorga gran importancia a las fechas. Mayoritariamente, se utiliza para dar una sensación de «abundancia», es decir, presentamos nuestros logros por orden cronológico porque son demasiados y conviene ordenarlos. Claro está que se debe diferenciar por apartados, pero no de forma tan sistemática como en el caso anterior.
Frente al currículum funcional —que está ganando importancia hoy en día—, el cronológico ha gozado tradicionalmente de una amplia popularidad. De igual forma, este último es más detallado que el anterior, ya que, además de la fecha, también se incluye el centro donde se ha obtenido cada título y la empresa en la que se ha trabajado.
A su vez, el currículum cronológico está más dirigido a quienes desean remarcar su progresión dentro de un mismo ámbito. Por ejemplo, quienes cuentan con una dilatada experiencia en su sector o han alcanzado puestos superiores. En este caso, se transmite que vamos estando mejor preparados para el puesto al que queremos optar.
Por otro lado, el currículum cronológico sigue siendo de gran ayuda para puestos relacionados con el derecho o la economía, donde es primordial demostrar que poseemos una larga experiencia. De igual modo, este tipo puede ser útil para negocios o instituciones dedicados al sector de la Investigación o la Ciencia, si contamos con publicaciones destacadas.
El CV cronológico es el modelo tradicional. Por ello, debemos descartarlo si vamos a presentarlo ante una empresa relacionada con profesiones «contemporáneas» (ya sea de publicidad, comunicación, redes sociales...). A su vez, el funcional nos ayudará ante compañías que prefieran talento antes que formación.
En ocasiones elegir entre currículum funcional o currículum cronológico puede ser una decisión complicada. Sin embargo, solo es necesario analizar nuestro perfil como candidatos y la naturaleza de la empresa a la que optamos para tomar una adecuada decisión. No debemos olvidarnos de lo más importante: ser claros, ordenados y poner nuestros logros por delante.