Ya lo dijo Winston Churchill, en 1941: “Nunca te rindas, nunca te rindas, nunca, nunca, nunca, nunca, en nada, grande o pequeño, grande o pequeño…”, si no encuentras trabajo, seguramente sea por alguna de estas razones
Si estás leyendo esto, probablemente estés en medio de una larga y ardua búsqueda de trabajo y has escuchado "No" más veces de las que puedes contar, o mucho peor, ni siquiera te han respondido. Y aunque es verdad que en estos casos siempre se anima a seguir intentándolo, tal vez Churchill no esté del todo en lo cierto. No es que te estemos recomendando tirar la toalla, ni mucho menos, pero hacer lo mismo una y otra vez tampoco sirve de nada, así que, si tu estrategia no está funcionando, claramente hay que cambiar de táctica. No es rendirse, es parar a tomar impulso y buscar otro camino más eficiente.
El mercado laboral es complicado, hay mucha competencia, tenemos encima una crisis económica, la pandemia ha cerrado muchos negocios y mandado a otros a la subsistencia… Todo eso es cierto y, por supuesto, va a influir en tu búsqueda de trabajo, pero no es lo único. Vamos a ver algunas de las razones que pueden estar haciéndote fracasar en tu búsqueda de empleo y que sí puedes controlar.
Buscar trabajo es, en sí, un trabajo. Uno bastante duro, como ya sabrás. En esta era digital, debes aprovechar todas las herramientas que la tecnología pone a tu alcance, además de usar todo conocimiento y la experiencia de expertos en cada campo que necesites ayuda. Replantéate tu hoja de vida para que refleje tus habilidades (duras y blandas), experiencia y formación. Las plantillas de CVApp han sido confeccionadas por profesionales en el ámbito laboral para hacer que tu currículum se adapte a las demandas del mercado actual, y además luzca y destaque entre las decenas que reciben los reclutadores.
Porque no se trata de mandar MÁS currículos, sino de que sean MEJORES y lleguen justo a la persona precisa. Eso también significa adaptar tu hoja de vida a cada una de las empresas. Aquí no vale el ‘uno para todos’. Cada currículum debe ser escrito especialmente para cada oferta, porque esto, a la larga, se traducirá en eficiencia: llegar al puesto que deseas, y no ‘matar moscas a cañonazos’.
Aunque las plataformas online han supuesto una gran revolución en la búsqueda de empleo no son el único camino. ¿Sabías que solo alrededor del 20 % de los puestos vacantes se publica en internet? El resto se cubre a través de contactos, referencias, contrataciones internas y solicitudes archivadas. Para tener acceso a ellos tendrás que levantar el teléfono y levantarte de la silla: llama proactivamente a las empresas y a cualquier persona que conozcas, del sector profesional que sea. Es bueno decir a todo el mundo (familiares, vecinos, antiguos compañeros, amigos de tus amigos…) que estás en búsqueda activa de empleo. Además, preséntate en persona en las que más te interesen, puedes tener suerte y que te atiendan o, al menos, se acuerden mejor de ti si en otro momento se abre un puesto vacante. Ve a ferias de empleo o a la oficina de empleo público, donde en ocasiones todavía se publican puestos en el tablón de anuncios. Y en todas esas ocasiones, está preparado para presentarte y promocionarte.
A lo mejor te parece algo anticuado (no pienses en un sobre en papel con membrete y firma), pero muchas veces el currículum no da toda la información que el reclutador necesita. Un pequeño texto que acompañe a tu CV sirve para mostrar tu motivación hacia la empresa, tu manera de expresarte, tu atención al detalle…, ¡y te hará diferenciarte del resto de solicitudes!
¿De verdad te preparas para ellas? No olvides que la primera impresión cuenta, ¡y mucho! Prepara tu atuendo (que sea acorde con la filosofía de la empresa, esto lo puedes saber si miras fotos del equipo en internet o preguntando a alguien que haya pasado por ahí), busca la manera de llegar para no ser impuntual y, por supuesto, practica ante el espejo. Recuerda hacer contacto visual, tratar de no titubear y, tal vez, hacer un listado de preguntas que crees que podrán hacerte y diseñar tus respuestas con cuidado.
Preséntate con cordialidad, educación y entusiasmo, que quede claro que eres un profesional y que deseas el puesto. No olvides que cada contacto con cada persona de la empresa a la que estás postulando cuenta. Incluso la recepcionista, algún futuro colega que pase por allí o el profesor de inglés que te hace una prueba rutinaria, y desde que llegas hasta que te vas charlando del tiempo o del tráfico. Y recuerda enviar notas o correos electrónicos de agradecimiento después, que es el primer paso para hacer seguimiento del estado de tu solicitud.
Si la tienes, muéstrala tanto en el currículum o en la entrevista. No importa (tanto) que no sea una certificación formal, tal vez has adquirido esas competencias en experiencias previas (Ej.: no cuentas con ningún título en inglés, pero has trabajado diez años en una multinacional donde toda la comunicación se hacía en ese idioma). Y si no la tienes, céntrate y consíguela. Está claro que no podemos formarnos en todo, pero hoy día es relativamente fácil encontrar cursos online de muchas cosas, con los que adquirir nociones básicas de competencias que pueden ser clave en el trabajo que quieres conseguir. Seguir estudiando y haciendo cursos es una estupenda manera de que el tiempo que pases sin trabajar te sirva para lograrlo, además, puede cubrir los ‘huecos’ que queden en el CV entre un puesto y otro.
No descartes, también, incluir todo lo que hayas aprendido en trabajos no formales o incluso en voluntariados, pero siempre trata de que sea pertinente: una ristra de 15 cursos online lo único que hará es extender demasiado tu currículum. Escoge los más relevantes para cada puesto y agrupa los similares bajo epígrafes generales (Ej.: gestión de sitios web y RRSS)
Una de las recomendaciones cuando empezamos a buscar trabajo es hacer un listado de las empresas en las que nos gustaría estar y buscar la forma de acceder a ellas. Eso está muy bien, pero no descartes tener en cuenta también una ‘segunda línea’ de posibles lugares que, tal vez no parezcan a priori tan ideales, también podrías trabajar y ser feliz. Y, en cualquier caso, es mejor seguir buscando trabajo mientras trabajas (pagando tus facturas y disfrutando de una menor urgencia). Si lo consigues, puedes seguir preparándote y formándote para lograr tus aspiraciones principales.
Puede que en tu trayectoria anterior hayas tenido un puesto de responsabilidad y coordinado a personas, o puede que te hayas dedicado a estudiar y formarte (títulos universitarios, másteres, etc.). Esto es, por supuesto, algo bueno en tu currículum…, o a veces no. Hay un nada desdeñable porcentaje de personas que trabaja en puestos por debajo de sus capacidades y esto no solo es difícil para el trabajador (que puede, en última instancia, aceptar bajar unos peldaños en la escala profesional), sino también para la empresa: un candidato sobrecualificado suele pedir un salario más alto y seguramente se irá si encuentra un trabajo mejor, así que serán reticentes a contratar a personas que muestran una experiencia o formación por encima de las requeridas para el puesto. Tenlo en cuenta si es tu caso: no eres tú, son ellos.
Esto antes era un problema más grande. Hoy, con los cambios que ha traído la pandemia al mundo laboral, el teletrabajo es una realidad, e incluso el acceso al mismo (las entrevistas por teleconferencia son cada vez más comunes). Sin embargo, el local sigue teniendo teniendo ventaja. A los ojos del responsable de recursos humanos, un candidato que vive cerca tendrá una disponibilidad más inmediata en caso de proyectos ‘de última hora’, no se necesitarán dedicar recursos ni pagarle los viajes si tiene que asistir a reuniones o ver a clientes, y además conocerá mejor el entorno. Esto es así, así que tienes dos opciones: centrar tu búsqueda en la comarca o dejar claro que no tienes inconveniente en mudarte si consigues el puesto.
No somos islas, y el mercado está reñido. Por supuesto habrá otras personas que merezcan el puesto tanto o más que tú. Como en todo en la vida, siempre puede haber alguien mejor, solo que no siempre se presentarán al mismo trabajo. No se trata de quitarle importancia o de lavar nuestra responsabilidad si no conseguimos ese puesto, pero sí de manejar expectativas.
Es importante autoconocernos para saber cuáles son nuestros puntos fuertes, en qué somos mejores que el resto (siempre hay algo) y tratar de buscar ofertas donde justo sea esto lo que buscan.
Tan sencillo como aprender de los errores. En esta carrera de fondo de la búsqueda de empleo los fallos tienen que ser utilizados como herramientas para aprender. No se trata de echarle la culpa a otros o a las circunstancias, sino de analizar qué hemos podido hacer mal o por qué no nos han escogido para ir mejor preparados la próxima vez. Podemos ponernos metas pequeñas y tratar de avanzar en ellas (Ej.: conseguir dos entrevistas la próxima semana, abordar a cinco empresas este mes, realizar un curso de una habilidad que me falta…).
Y recuerda siempre que solo has perdido una vez que has dejado de intentarlo. La media de tiempo para encontrar un trabajo después de haber dejado otro es de unas 18 semanas, y esto sin tener en cuenta temporadas, tipos de trabajo, el lugar donde vives…¿Ha pasado ya ese tiempo?, ¿te has desanimado después de unos pocos días? Recuerda a Churchill y también a aquellos que decían que lo consiguieron en el último intento.