El trabajo flexible ya no es novedad para nadie, en especial desde que la gran mayoría de las empresas se han acostumbrado a trabajar en remoto. Esta era una de las principales demandas de los trabajadores, que piden desde hace años una mejor conciliación entre vida laboral y personal. Sin embargo, lograr un equilibrio sigue siendo complicado porque trabajar en casa, seamos realistas, no siempre es la panacea. Muchos lo habéis (lo hemos) comprobado durante la pandemia, en que a pesar de estar mucho más cerca de nuestro hogar y nuestra familia, a veces nos ha resultado incluso más difícil mantener ese equilibrio (esas videollamadas con un bebé gritando, el ruído de la lavadora o algún mensajero llamando a la puerta…).
Pero empecemos por el principio, ¿cómo podemos definir la conciliación?, ¿dónde están las fronteras entre un aspecto de nuestra vida y el otro? Casi siempre se mezclan, ¿verdad? Nadie negará que ha hecho alguna vez una llamada doméstica durante el horario laboral y viceversa, es algo habitual en la vida de un nómada digital. El equilibrio es la clave: que uno de estos aspectos no impida el desarrollo adecuado del otro y que tanto el trabajador como la empresa estén contentos y sanos (tanto física como mentalmente). Se calcula que aproximadamente dos tercios de las personas con una mala conciliación tiene baja la moral, y uno de cada tres tiene una peor productividad. Eso solo a corto plazo. En el largo, las personas que trabajan más de 55 horas a la semana (sí, aunque 40 horas sea el máximo permitido, son muchos los que lo superan) tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades coronarias, y son más proclives a la depresión y a la ansiedad. Lo que no solo es un problema (y grave) para ellos, sino que también cuesta a la empresa y a la seguridad social miles de euros al año.
Si tomamos las 24 horas que tiene el día y equilibramos el tiempo que dedicamos a trabajar, a la vida personal (ocio/familia), y a dormir en tres partes iguales sería la ecuación perfecta, pero es bastante irreal. La mayoría de las veces vivimos en un estrés constante por no llegar a todo, en ninguno de los tres aspectos, por mucho que corramos o intentemos optimizar las tareas, y las necesidades de los tres aspectos pueden fluctuar según las semanas o nuestros momentos vitales. Veamos algunos consejos para sobrellevar el ritmo que nos imponen las sociedades occidentales y ser un poco más felices en el trabajo:
Aunque la ley de teletrabajo es tajante en lo que respecta a la desconexión digital, para garantizar la salud de los trabajadores (capítulo 3, sección 5, artículo 18), así como que disfruten de su vida con amigos y familia, hay empresas que no proporcionan de manera clara cuál es su modelo de trabajo. Si estás en una de esas organizaciones donde no se plantea un modelo de trabajo flexible sensato, quizás sea el momento de pensar en actualizar tu currículum.
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