Esta generación es más pragmática que la generación Millennial y, aunque busca innovar, pretende hacerlo desde un lugar conocido. También en el área profesional, donde aspira a conseguir un puesto estable desde el que poder generar algún impacto notable en la sociedad.
La mayoría de los más jóvenes ha hecho o está haciendo algún tipo de voluntariado y está preocupado por el medio ambiente y la sostenibilidad. Además, los también conocidos como zommer (también llamados generación Z) son la generación que defiende con más determinación la diversidad y la igualdad, también en la oficina. No obstante, y a pesar de que pretendan la estabilidad, a estos nuevos profesionales no les tiembla el pulso cuando deciden dejar un empleo porque no cumple con sus expectativas. De ahí que las empresas deban ponerse ya las pilas para adaptar sus políticas internas y espacios a las nuevas generaciones, pues en 2025 supondrán alrededor del 33% de la fuerza laboral, según un estudio realizado por Steelcase, empresa especializada en la transformación de espacios corporativos. Un informe en el que también se señala que para esta generación es de gran importancia el espacio laboral, y está más predispuesta a trabajar en la oficina siempre y cuando haya lugares para la colaboración, para las reuniones de equipo y para el trabajo individual. Pero, aunque su estrenada vida profesional les reporte ilusión y muchas ganas, no van a renunciar a su vida personal y, por tanto, también exigen a la empresa compromiso y flexibilidad para poder trabajar desde y cuando quieran.
Trabajar desde cualquier parte con conexión a Internet en un horario flexible ya no es una exigencia exclusiva de los más jóvenes. Los Millennials más veteranos, que ya cuentan con familia, también reclaman este tipo de condiciones. Lo que sí diferencia a los Z es su necesidad de estar en constante formación, y que esa formación sea de vanguardia, ya sea porque buscan un desarrollo de carrera en la empresa para la que trabajan como porque ésta les sirva para futuros empleos. Y sus preferencias formativas pasan por mejorar en competencias de futuro como la inteligencia artificial, conocimientos IT, Sistemas, etc, y también en habilidades comunicativas, de gestión y de liderazgo.
Un estudio de LinkedIn señaló que el 76% de los encuestados de esta generación quiere tener la oportunidad de aprender y practicar nuevas habilidades en su puesto laboral. Y sólo si la empresa le ofrece un programa formativo fiable y aspiracional decidirán ser leales a la compañía, porque son personas conectadas que han tenido acceso desde siempre a tutoriales y herramientas de formación. Y es que no se puede pasar por alto que esta generación ha crecido con un acceso total a cualquier tipo de educación en línea que les ha convertido en personas autodidactas, capaces de solucionar sus problemas de forma autónoma e independiente. Además, es la primera generación para la que la universidad ya no es un reto ni una meta que lograr.
“No es que haya perdido el interés por un título, sino que buscan que la Universidad se adapte a sus necesidades y características, se renueve y capte realmente su atención” comenta Amanda Augustine, Experta en Dirección de Carreras Profesionales de cvapp.
Su comodidad ante la tecnología y la naturalidad con la que se mueven en redes sociales les ha impedido, sin embargo, desarrollar ciertas habilidades blandas como la comunicación personal y en público, las herramientas para resolver conflictos y establecer contactos. Algo que deberán aprender en el medio profesional. Quizá este sea uno de los motivos que les empuje a buscar empresas con líderes transparentes, con los que se pueda hablar y que se comuniquen de forma clara.
Ésta es una generación valiente que sabe que el mundo es global. Por eso, para estos jóvenes mudarse de ciudad e incluso de país no parece un problema, siempre y cuando les interese la empresa por su capacidad de innovación y desarrollo, se les reconozca los méritos y se les permita el teletrabajo cuando lo necesiten. Y es que la motivación es un pilar indispensable para su trabajo.
“Sin esta inyección de energía, los centennials no conciben la vida laboral. Y para lograr alcanzar esta motivación no sólo es importante el impacto de su trabajo, también la implicación de la empresa que debe cuidarles y poner el foco en el equilibrio entre su vida laboral y personal, y en su salud mental. De ahí que los beneficios sociales también sean algo para tener en cuenta por parte de la empresa.” explica Augustine.
Otra de las características que comparten con la generación anterior es su determinación por el emprendimiento. No le temen a poner en marcha sus ideas de negocio y luchar por sus iniciativas, sobre todo si su experiencia en el mundo de la empresa no ha sido todo lo satisfactoria que esperaban. Han visto trabajar a sus padres y abuelos y no están dispuestos a que el trabajo les robe su tiempo de ocio y vida personal, por lo que si van a dedicar horas en un empleo consideran que lo mejor es que éste sea el que ellos hayan montado.
La juventud siempre trae cambios y las empresas deben adaptarse y mejorar sus espacios y políticas no sólo para atraer talento, también para retenerlo.